La Copa del Mundo de Qatar 2022 tiene en su haber una mancha que a pesar del esfuerzo del gobierno, el Comité Organizador y la FIFA no se ha borrado. Se trata de los señalamientos de corrupción y las violaciones a los derechos humanos que se vivieron durante el proceso de selección de la sede y los trabajos de construcción de los estadios, una situación que resurge al inicio de la justa mundialista.
Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).- Qatar se encuentra listo para recibir a cientos de miles de aficionados de todos los rincones del planeta que asistirán a la Copa del Mundo. El anfitrión será el primer país árabe en organizar la máxima competencia del futbol a nivel selección y ha generado gran expectativa por toda la infraestructura que este país preparó por casi 12 años. Sin embargo, el país árabe acaparó las miradas de todo el mundo por los escándalos de corrupción y diversas denuncias de violaciones a los derechos humanos de cientos de migrantes que trabajaron en la construcción de los estadios mundialistas.
En 2010, Joseph Blatter, el entonces presidente de la FIFA, anunció que Qatar sería la sede del campeonato mundial de futbol de 2022 luego de vencer a otras cuatro naciones que en el papel lucían como favoritas antes que el país asiático: Australia, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón.
De manera inmediata, la elección de Qatar causó sorpresa y generó dudas, pues se trataba de un país que nunca había clasificado a una Copa del Mundo, con una liga profesional en desarrollo y una selección nacional poco competitiva. Los cuestionamientos aumentaron cuando se anunció que el mundial se jugaría entre noviembre y diciembre debido a las altas temperaturas, que llegan a alcanzar hasta los 50 grados centígrados, en el país árabe durante el verano.
El 29 de enero de 2013 la revista francesa France Football publicó una investigación en donde detallaba que Qatar había comprado votos para ser la sede del Mundial de 2022. La información citaba también una reunión entre el expresidente francés Nicolas Sarkozy y el Emir de Qatar, a la que asistió el presidente de la UEFA, Michel Platini, miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, que votó a favor del país árabe y lo admitió públicamente.
Pese a los hechos, el 13 de noviembre de 2014, el presidente del órgano de decisión de la Comisión de Ética de la FIFA, presidido por el alemán Hans-Joachim Eckert, concluyó que no había irregularidades en los procesos de las candidaturas a 2018 y 2022 y aludió al principio de confidencialidad para no hacer público el informe.
La respuesta de la FIFA de cerrar las investigaciones no gustó a deportistas, prensa y hasta algunos altos responsables de la Federación, lo que generó que días más tarde la FIFA presentara una denuncia por el posible comportamiento irregular de algunas personas en relación a los procesos de adjudicación de dichos mundiales.
Sin embargo, la desconfianza en la Federación fue creciendo hasta que llegó lo inevitable: la detención de siete altos responsables y la renuncia de su presidente.
El 27 de mayo las autoridades suizas detuvieron a siete altos responsables de la FIFA en Zúrich por cargos de corrupción a petición del Departamento de Justicia de los Estados Unidos quien hizo pública una investigación sobre organización mafiosa, fraude masivo y lavado de dinero en la Federación.
Dos días después del escándalo, se llevó a cabo el proceso para elegir al nuevo presidente de la FIFA. El suizo Blatter fue reelegido por quinta vez. Su rival, el príncipe jordano Ali bin al-Hussein se retiró antes de la segunda votación. En medio del escándalo y la inconformidad de algunos jugadores por la reelección, Joseph Blatter anunció el 2 de junio de 2015 su renuncia a la presidencia de la FIFA.
El pasado 8 de noviembre, Joseph Blatter afirmó que la decisión de dar a Qatar el Mundial de 2022 “fue un gran error” y consideró que el expresidente francés Nicolas Sarkozy fue quien intervino para que el emirato lograra esa competición.
“Es un país muy pequeño”, dijo Blatter sobre Qatar, el anfitrión más chico en tamaño desde el Mundial de Suiza 1954. “El fútbol y el Mundial son demasiados grandes para eso”, comentó al grupo de diarios suizos Tamedia, su primera entrevista desde que fue declarado inocente junto a Platini en julio de malos manejos financieros en la FIFA tras un juicio en un tribunal federal.
“Fue una mala decisión. Y yo soy responsable de ello porque era el presidente en ese momento", dijo Blatter, quien siempre ha asegurado que votó por Estados Unidos. Qatar se impuso en la ronda final de un proceso de cinco candidaturas por la sede de 2022.
Es un secreto a voces en los corrillos de la FIFA que el anticipado triunfo de Estados Unidos dio un vuelco a favor de Qatar luego que el presidente francés Sarkozy llamó a una reunión en París una semana antes de la votación pautada para el 2 de diciembre de 2010 por el comité ejecutivo de la FIFA.
Platini, la leyenda del fútbol francés y entonces presidente de la UEFA y vicepresidente de la FIFA, recibió una invitación para visitar a Sarkozy en su residencia oficial. El príncipe heredero de Qatar, el actual emir Tamim bin Hamad Al Thani, también estuvo presente.
Blatter reiteró a principios de este mes que Sarkozy presionó a Platini, y otra vez dio su versión de una charla telefónica que Platini le hizo tras el encuentro en París, contándole que el plan de voto del Mundial había cambiado.
“Gracias a los cuatro de votos y su bloque (de la UEFA), el Mundial acabó en Qatar en vez de Estados Unidos. Esa es la verdad", dijo Blatter sobre el resultado 14-8.
En declaraciones a The Associated Press en 2015, Platini confirmó la importancia del encuentro en París. “Sarkozy nunca me pidió votar por Qatar, pero yo sabía lo que era beneficioso", dijo Platini a un reportero de AP en Zúrich hace siete años. Reconoció que “pudo haberle dicho” a dirigentes de Estados Unidos que iba a votar por su candidatura.
VIOLACIONES A DERECHOS HUMANOS
Aunado a los escándalos de corrupción, la Copa del Mundo de Qatar 2022 será recordada por las violaciones a los derechos humanos de cientos de migrantes que trabajaron en la construcción de los estadios mundialistas.
En 2013 Amnistía Internacional publicó en el diario británico The Guardian un informe, basado en dos investigaciones realizadas en el país árabe y decenas de entrevistas que confirmaban la existencia de trabajo forzado.
El informe detalla que decenas de trabajadores encargados de erigir los estadios del mundial fueron encontrados viviendo en "habitaciones en sórdidos y sobrepoblados lugares, expuestos a aguas del drenaje pero sin agua para su consumo, muchos con fuertes deudas y sin poder regresar a sus lugares de origen".
Esta situación de precariedad provocó que algunos trabajadores decidieran incluso suicidarse, en tanto, otros tuvieron que enfrentar "severos desórdenes psicológicos, en medio de un ambiente habitual de discriminación y donde algunos capataces se refieren a los trabajadores como animales".
Amnistía Internacional detalló que los trabajadores, la mayoría de ellos provenientes de países como Bangladesh, India y Nepal se quejaron de que eran tratados como ganado, denunciaron trabajar jornadas de 12 horas y siete días a la semana bajo temperaturas de hasta 45 grados centígrados.
El tema de estos abusos no es nuevo, pues se remonta a 2011 y en particular al sistema de “kafala”, una regulación islámica mediante la cual los trabajadores inmigrantes quedan al cuidado de sus empleadores.
"La kafala permite el abuso hacia esos trabajadores y los atrapa", afirmó AI con base a datos de sus inspecciones de octubre de 2012, donde precisaba que estaba lejana la idea de generar un cambio positivo.
Desde 2018, Qatar aplicó una serie de reformas laborales que tenían como propósito mejorar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, sin embargo, esto no impidió que siguieran persistiendo graves abusos debido a su falta de aplicación.
En 2014 también se introdujeron mejoras para quienes trabajaban en las sedes oficiales de la FIFA, como los estadios, a través de las Normas para la Protección de los Trabajadores, del Comité Supremo, pero dichas normas no se respetan en todos los casos y sólo cubren a una minoría de los cientos de miles de personas que trabajan en proyectos relacionados con la Copa Mundial.
En 2018, el Comité Supremo, organismo de Qatar responsable de organizar la Copa Mundial, lanzó una iniciativa que incluye un acuerdo con los contratistas en las sedes oficiales para reembolsar las tasas de contratación de 48 mil trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, el acuerdo deja fuera a los cientos de miles de personas que trabajan en otros proyectos de infraestructuras, como el transporte, los servicios o los hoteles, esenciales para la Copa Mundial.
Desde 2010, año en que la FIFA concedió a Qatar la organización de la Copa Mundial de Fútbol 2022 sin exigir al país ninguna mejora de sus protecciones laborales, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras migrantes se han enfrentado a sufrir abusos contra los derechos humanos mientras realizaban tareas de construcción y servicio en estadios, hoteles, transportes y otras infraestructuras necesarias para albergar el torneo.
Amnistía Internacional exigió a la FIFA y a Qatar establecer un programa de reparación con la plena participación de trabajadores y trabajadoras, sindicatos, la Organización Internacional del Trabajo y la sociedad civil. Es preciso que el programa se cree y que las partes interesadas clave celebren una reunión inicial antes de que se inicie el torneo, el 20 de noviembre de 2022.
Además de cubrir una serie de gastos de indemnización —abono de salarios impagados, tasas de contratación desorbitadas pagadas por cientos de miles de trabajadores y trabajadoras e indemnizaciones por lesiones y muertes, el programa también debe apoyar iniciativas destinadas a proteger los derechos de los trabajadores y trabajadoras en el futuro.
QATAR Y FIFA OCULTAN CIFRAS
A un mes del inicio de la Copa del Mundo, la FIFA generó críticas a nivel mundial al presentar su cifra social de trabajadores fallecidos durante las obras en Qatar: solo tres obreros.
"En Qatar han fallecido tres trabajadores del Mundial. Tres. Son datos públicos que nunca hemos escondido. Los datos que ofrecen varios medios se utilizan para crear negatividad y responden a intereses personales […] Son absolutamente falsos. Nosotros no reconocemos estos datos y no están contextualizados. Es un periodismo irresponsable. Parece que todo el que muere en Qatar lo hace por el Mundial”, dijo Nasser Al-Khater, Presidente del comité organizador del Mundial.
Los datos de la FIFA contrastan de manera brutal con los presentados en una investigación de The Guardian, los cuales indican que al menos 6 mil 500 trabajadores inmigrantes perdieron la vida durante los trabajos de construcción de estadios, hoteles, carreteras y demás obras para el mundial.
El número oficial de muertos podría ser mayor pues dentro de las cifras no se contabiliza la mano de obra procedente de países como Filipinas o Kenia ni tampoco se incluyen los decesos registrados durante los últimos meses de 2020.
Aunado a esta situación se encuentran las llamadas “muertes naturales”, a menudo atribuidas a una insuficiencia cardíaca o respiratoria aguda. Según los datos obtenidos por The Guardian, el 69 por ciento de las muertes de trabajadores indios, nepalíes y bangladesíes se clasifican como “naturales”. En el caso de los trabajadores de nacionalidad india, esta cifra se eleva al 80 por ciento.
DISCRIMINACIÓN A COMUNIDAD LGTBI+
Qatar, un país árabe de religión musulmana, considera un delito “el coito entre personas del mismo sexo”, el cual es penado con condenas que van desde la cadena perpetua hasta la pena de muerte. Además, su código penal señala que el acto de provocar o seducir a un varón a cometer actos de “sodomía e inmoralidad” está castigado con tres años de cárcel. Esta situación encendió las alarmas de colectivos LGTBI que expresaron su preocupación a la FIFA por organizar la Copa del Mundo en esta nación.
Los temores de posibles actos de discriminación contra personas de la comunidad LGTBI se acrecentaron cuando Nasser Al-Khater, Presidente del comité organizador del Mundial declaró en una entrevista que la gente no debe sentirse insegura ni amenazada, pero dijo, esperaba que “no realicen en público muestras de afecto y respeten la cultura local”.
Tras las palabras de Nasser Al-Khater diversos colectivos LGTBI pidieron a la FIFA “no se vendan los grandes eventos deportivos a países que no respetan los derechos humanos” y solicitaron que cambie el país organizador de este evento deportivo para que no se celebre allí.
Luego de la polémica, el Emir de Catar, el Jeque Tamim Al Thani, aseguró que el país es “muy acogedor” y está listo para dar la bienvenida a todos los turistas que acudan al Mundial, aunque les animó a “respetar” la cultura local.
“Todos son bienvenidos en Doha, no le impedimos la entrada a nadie por tener un trasfondo diferente o creencias diferentes,” afirmó el emir en Berlín, ante la pregunta de un periodista que le preguntó por las parejas del mismo sexo que quisieran acudir al torneo.
Una investigación realizada por varias cadenas de televisión escandinavas reveló que varios hoteles cataríes se negaban a alquilar habitaciones a parejas LGTBI, mientras que otros estaban dispuestos a hacerlo mientras ocultasen su orientación sexual.